Vidriera de La Cacería, Catedral de León |
La presencia de la luz es
una de las características del estilo arquitectónico conocido como gótico. La
introducción de un rosetón y de vitrales en la Abadía de Saint- Denis es
una de las primeras referencias que tenemos de la formación del nuevo estilo.
La luz no era considerada meramente para iluminar el interior, sino que los
vitrales formaban parte del muro y la luz se relacionaba con la divinidad. Es
decir, la luz ayudaba a la relación del hombre con la divinidad, llevar lo
material a lo inmaterial, lo que se conoce como vía anagógica. La catedral
pretendía ser una representación en la tierra de la Jerusalén Celeste,
y el ambiente que creaba la filtrada luz de los coloridos vitrales ayudaba a
ello. Además, se aprovechó los vitrales para la introducción de diferente
iconografía en ellos.
Aunque ya existían, pues en épocas anteriores también se
introducían vidrios, la figura de maestro vidriero resurgió con más fuerza en
estos siglos, llegando a contratarse a vidrieros de fama extranjeros para
algunas construcciones, como por ejemplo, para los vitrales de la catedral de
León.