domingo, 26 de febrero de 2012

La broma de Cesare Tubino


El hallazgo de la hermana gemela de la Gioconda, me recordó a una historia, también relacionada con Leonardo Da Vinci a su manera, y que nos puso un profesor en la carrera como ejemplo de cómo hasta el conocedor del arte más experto y experimentado puede cometer grandes errores. Se trataba de la historia destapada en 1990 sobre un pintor paisajista italiano, Cesare Tubino, el cual tenía una gran habilidad para la imitación de artistas de la antigüedad.

Sucedió que, en 1939 se produjo el hallazgo de un cuadro de Da Vinci que se creía perdido, y del que sólo se conservaban bocetos. Un hombre se lo presentó a Giorgio Nicodemi, director de una exposición que había en aquel momento en Milán sobre Da Vinci. Este hombre le contó que el cuadro siempre había pertenecido a su familia y que nunca se le había prestado mucha atención, pero que él creía preciso enseñárselo. Nicodemi lo relacionó con el cuadro perdido la “Madonna del gato”, e inmediatamente le hizo un hueco en la exposición, fascinando a todos los conocedores y aficionados al arte. El hallazgo no estuvo exento de polémica, pues alguno no se lo atribuía a Da Vinci directamente, sino a obra de un discípulo, pero aún así pasó a los catálogos como un cuadro del genio florentino. Una vez terminada la exposición, el cuadro regresó a manos de su dueño, y no se volvió a saber de ella.

El 3 de octubre de 1990, Cesare Tubino murió, y se produjo la lectura de su testamento, en el cual afirmaba que él era el creador de la “Madonna del gato”. El hombre que presentó el cuadro ante el director en 1939, se trataba de un amigo suyo que colaboró en la broma que quería gastar a los críticos, y que al ver cómo el tema iba a más, lo intentó parar, contando a sus conocidos que él era el autor, pero no le creyeron. Así fue que él, al recuperar el cuadro, lo colgó en su habitación, en la misma que murió, y no quiso seguir exponiéndolo, estando perdido durante esos 50 años.

El caso se olvidó, y no se volvió a saber de ello, eliminando de los catálogos y del estudio el cuadro. Pero como podéis ver, aunque sea una libre interpretación de los bocetos del genio, la obra es maravillosa. 



Noticia recogida en el periódico El País y el ABC:


Crónica en periódico italiano:


Breve biografía de Cesare Tubino y obras:


Un saludo.

sábado, 4 de febrero de 2012

WILLIAM BLAKE


 Nació el 28 de noviembre de 1757.  Fue grabador, pintor y poeta de poco éxito en vida, empezando a ser admirado a mediados del siglo XIX, con un buen número de seguidores, como la Sociedad Prerrafaelita.  

Desde pequeño estuvo influido por un ambiente religioso debido a que formó parte, junto al resto de su familia, de la Iglesia Moravia (Moravian Church) o la de los Disidentes (Dissidents), que negaban la autoridad de la Iglesia anglicana.

Gran lector de los temas que llamaban su atención e interesado en el arte, su padre le proporcionaba grabados de artistas, como Rafael, Durero o  Miguel Ángel.

Lo han definido como un hombre de teorías pacíficas, pero con temperamento, sincero y con rasgos de inocencia. Sus teorías políticas eran claras, apostando por la libertad. Estaba a favor de la independencia de las colonias y la igualdad de la mujer.

Se formó como grabador en el taller de James Basire.
Tiempo después entró en la Royal Academy, aunque no se dejó dominar por sus normas artísticas, lo que provocó fuertes críticas, pero él también dedicó algunas palabras a los artistas modelo, como Rubens.

Estaba influido por el  arte del escultor Flaxman y del pintor Füssli.

Lo que quizás llama más la atención de la vida de Blake, son las constantes visiones que sufría, y que le hicieron ganar la etiqueta de místico (o profeta), así como de loco por parte de otros.

La primera de estas visiones le sucedió cuando tenía unos 9 años. Un día paseando por el campo, o regresando por el campo a casa, vio al profeta Ezequiel bajo un árbol. Hay otra versión en la que se dice que lo que vio fueron ángeles en las ramas, en las que había a su vez unas luces similares a estrellas.

Estas visiones le permitieron pintar y escribir, porque le servían de inspiración. Se le aparecían personajes de la historia, bíblicos e incluso familiares fallecidos para posar en sus obras.
 
En 1792 se casó con Catherine Boucher, a la que enseñó a leer y escribir, y de la que nunca se separó. Su retrato fue lo último que dibujó.

Vivieron al borde de la pobreza, salvados por algunos trabajos para algún aficionado a las obras de Blake, o por algún grabado que le era encargado.  

En una ocasión, fue engañado por Richard Hartley Cromek, el cual le encargó una serie de grabados, pero en el momento que tenía el boceto de Blake, le encargaba a otros realizarlos, robando las ideas del artista. Este desafortunado acontecimiento inspiró a Blake una obra literaria en prosa.

El último encargo en el que trabajó, hasta el momento de su muerte, fue los grabados para ilustrar La Divina Comedia de Dante, encargado por Linnel.

William Blake falleció en 1827, recitando y cantando extraños himnos.
Está enterrado en el cementerio Bunhill Fields, donde cada agosto, en el aniversario, acuden los admiradores del artista a rendirle homenaje. 




Su obra artística se encuentra en el museo Tate Britain. Algunas de sus obras más conocidas son:



La creación de Adán
   El Anciano de los días

Newton
Nabucodonosor















Algunas de sus obras literarias:


Canciones de Inocencia y experiencia

Las bodas del cielo y el infierno

Una isla en la luna

El libro de Anhia


http://www.tate.org.uk/servlet/ArtistWorks?cgroupid=999999961&artistid=39&page=1
 http://www.blakearchive.org/blake/


Un saludo