Este año
hará 3 que me enfrenté cara a cara con uno de los mayores desafíos que se han
podido encontrar científicos, historiadores y curiosos de estos temas en
general. Un tema que ha hecho correr ríos de tinta a favor y en contra, y que
en ocasiones, puede llegar a incomodar por las preguntas que sigue provocando y
cuyas respuestas son difíciles de dar.
En el año
2010 se produjo la Ostensión
de la Sábana Santa
o Síndone de Turín. El lienzo no se mostraba desde el año 2000, por lo que era
una ocasión que no se debía dejar escapar. La novedad era que el lienzo había
sido sometido a una restauración, limpiándolo y eliminando los parches
añadidos. Al entrar en la nave del Domo donde se exponía, lo primero que me
llamó la atención fue la potente luz con la que lo iluminaban. Se rumoreaba que
era un lienzo falso, por eso se permitían esa iluminación. Decidí dejarme
llevar por el momento, y tras segundos de observación, pude distinguir sin
dificultad la figura de un hombre con los signos de la crucifixión, tal y como
había leído una y otra vez en diferentes ensayos sobre la extraña reliquia. Sin
conformarme con esto, decidí hacer unas cuantas fotografías. La sorpresa fue
que en las fotografías se distinguía aun de forma más clara aquel cuerpo. Y la
emoción fue mayúscula cuando, una vez en casa, apliqué diferentes filtros que
destacaban todo aun más. Me marché de Turín con muchas más preguntas que con
las que llegué. ¿Era auténtica? ¿Quién era ese hombre? ¿Cómo se había fijado la
figura? ¿Es realmente del siglo I?
Esta fue mi
experiencia. Una de tantas que allí se produjeron. Sólo añadiré que deseé en
ese momento quedarme a solas, frente a frente, para arrancarle los secretos que
tan celosamente guarda.
Breve
historia
Se dice que
San Judas Tadeo entregó al Rey de Edessa la Síndone para que ésta le curara de la lepra que
padecía. Al parecer, el rey había escrito una carta a Jesús en la que le pedía
que le sanara. Jesús no pudiendo atenderlo en persona le contestó que pronto le
enviaría a uno de sus discípulos. Al morir el rey, y tras diversos problemas de
sucesión, su hermano subió al trono y emprendió una persecución contra los
cristianos. Temeroso de que destruyeran la Síndone, decidieron esconderla en un muro, donde,
tras pasar olvidada más de 400 años, fue descubierta. Otra versión cuenta que
en unas obras de restauración de la iglesia de Santa Sofía se encontró lo que
llamaron Mandylion (pañuelo) con la imagen de Jesús.
Sea como
fuere, la reliquia pasó de Edessa a Constantinopla. Allí fue venerada hasta que
hacia 1204 la ciudad fue tomada por los cruzados y la reliquia desaparece. Se
cree que fue llevada y custodiada por caballeros templarios a Atenas.
Posteriormente el rastro nos lleva a Francia, concretamente a Lirey como
propiedad de Godofredo de Charny, quien hizo levantar una iglesia para
guardarla. Su descendiente, Margarita de Charny cedió la reliquia a los duques
de Saboya años después, quienes la custodiaron en el castillo de Chambery en
una urna de plata. Eran principios del siglo XVI.
En el año
1532 se declaró un incendio en el castillo. La urna comenzó a derretirse
provocando daños en la Síndone
que pueden verse actualmente, ya que la plata fundida agujereó los pliegues
provocando unos orificios. Estos orificios fueron cubiertos con unos parches
tiempo después por las monjas clarisas de Chambery.
De Francia
pasa a Italia, donde podemos encontrar datos de su paso por Milán, Niza y
Turín, donde se guarda actualmente. En Turín se levantó una capilla diseñada
por Guarino Guarin hacia los años 90 del siglo XVII. Aquí permaneció hasta que
en 1997 se produjo un nuevo incendio que destruye la capilla. Un bombero
llamado Mario Trematore, arriesgando su vida, consigue romper el cristal y sacar
el cofre con el Santo Sudario antes de que se viniera abajo el techo.
Actualmente
se encuentra en la catedral de San Juan Bautista de Turín (conocida como el
Duomo).
Las
fotos
En 1898, un
abogado y aficionado a la fotografía, Secondo Pia, tomó unas placas de la Síndone aprovechando la
oportunidad de una exposición de arte sacro y de una ostensión de la Síndone, ya que quería colaborar con algunas fotos de
la reliquia. Salvando las dificultades que surgían por la falta de iluminación
en interiores, pudo realizar las deseadas fotografías. Cuando reveló las
placas, surgió la sorpresa. Pudo darse cuenta que la imagen que aparecía era
nítida, tratándose de una imagen en positivo. Es su cuarto oscuro llegó a la
conclusión de que la sábana se trataba de una enorme imagen en negativo de un
hombre que sufrió los signos de la crucifixión y la Pasión.
La polémica
no se hizo esperar, surgiendo voces que aplaudían el descubrimiento y que lo
daban por auténtico, mientras que otros pensaban que se trataba de un fraude.
¿Qué
muestra la sábana?
La Síndone está hecha de lino y mide 4,36 x 1,10 metros. En ella se
puede ver tanto la parte frontal como la dorsal de un cuerpo de hombre que
mediría aproximadamente 1,80
metros.
En puntos localizados, y que coinciden con lo
relatado en los evangelios sobre la
Pasión y Crucifixión, se pueden ver regueros de sangre (que
según los análisis son de grupo AB, muy común entre los judíos) y otros fluidos
que surgen de diferentes heridas: en muñecas, pies, costado, cabeza, espalda,
piernas y nuca.
Las manos
cubren el pubis, y el rostro deja intuir la imagen de un hombre de cabello
largo, con barba y bigote.
Algunas
pruebas
- La
prueba más famosa y la que aun hoy continúa generando polémica es la realizada
por Carbono 14 en 3 laboratorios situados en Zurich, Oxford y Tucsan. El
resultado se dio a conocer en octubre de 1988, concluyendo que las pruebas
databan el lienzo entre 1260 y 1390 con un 5% de margen de error. Fue noticia
internacional y se catalogó a la reliquia como una falsificación de origen
medieval. Pero a los grupos de investigadores no les convencieron los
resultados y del modo que se hicieron y exigieron más pruebas.
- Otro
de los estudios sobre el famoso lienzo a tener en cuenta es el análisis de
restos de polen recogidas por el Dr. Max Frei. Encontró polen de plantas que
sólo se encuentras en Palestina (en estratos de 2000 años), además de otros que
sólo se encuentran en los lugares donde, según la historia, estuvo expuesta la
tela. En total se catalogaron unas 58 especies.
- Respecto
a los estudios sobre la imagen, se ha dicho de todo. Quizás la más llamativa es
que se trata de una obra realizada por Leonardo Da Vinci, pero en las
investigaciones sobre el lienzo no se han encontrado restos de pigmentos. De
hecho el cómo pudo plasmarse la imagen, que es tridimensional, sigue siendo un
quebradero de cabeza para los científicos que se han aproximado a los misterios
del Sudario, asegurando que se pudo originar por la radiación de una fuente de
calor. ¿Cómo se pudo originar en la Edad
Media? ¿Qué clase de tecnología (cuyo conocimiento no ha
llegado hasta nosotros) tenían para lograr tal fin?
-
Para
concluir este apartado mencionaré otro tipo de pruebas no menos valiosas que
las pruebas científicas: las fuentes escritas y artísticas.
Existen documentos a lo largo de la historia
que nombran una misteriosa tela con el rostro de Jesús. Estos textos han
permitido recrear la historia de la Síndone.
Por ejemplo, hay menciones del traslado de la tela a Constantinopla
donde se organizó una gran celebración por tal motivo (año 944).
Aunque estos
documentos no pueden confirmar si se trata del mismo lienzo que hoy se
conserva, podemos hacer el seguimiento de uno similar que existió y que
coincide asombrosamente con el Santo Sudario (conservado en Turín).
Otro
hallazgo que para muchos no deja dudas de que el Sudario es del siglo I son las
marcas de monedas sobre los ojos, y que se ha podido comprobar que corresponden
con monedas que circularon entre los años 29 y 32.
Concluyo
este breve repaso por este misterio añadiendo que muchas de estas pruebas se han realizado sobre otra de las
reliquias que, según las crónicas, fue recogida en el sepulcro junto a la Síndone: El pañolón de
Oviedo. En esta tela, de dimensiones 83 x 53 centímetros, y
realizada en lino, podemos ver restos de sangre que coincide con los análisis
de los de la Síndone,
así como restos de polen de algunas de las plantas que encontró el Dr. Max
Frei. Esta tela también está rodeada de polémicas, pero ya trataré este tema en
otro artículo.